domingo

:: LOS PARIAS DE BAGDAD


Hamed alarga la mano roñosa y esconde la cara por debajo del pañuelo. Recorre auto por auto de los que se amontonan en forma totalmente desordenada en la rotonda de Ukba bin Nafie, en el centro de Bagdad. Pide "bakshish", una propina. Lo hace escondido detrás de un vestido color rosa con bordados en el pecho. Hamed tiene 12 años y se hace pasar por mujer para dar más lástima. En una sociedad donde ser mujer es tener una condición inferior con respecto al hombre, Hamed tomó la determinación de salir disfrazado con el vestido de una de sus hermanas para conseguir unas monedas que como varón le negarían muchos de los que se detienen en esa esquina.Conocía algunos casos en los que las chicas se hicieron pasar por varones para poder conseguir algún trabajo. La película iraní "Osama", que se estrenó en diciembre en Buenos Aires, retrataba a una de esas niñas sobreviviendo en Afganistán. Pero nunca me había encontrado con el ejemplo contrario. En el mundo machista de los árabes, son situaciones impensables."No tengo vergüenza porque cuando me voy de acá me saco toda esta ropa y nadie sabe qué es lo qué hice. Sólo saben que llego a casa con unos 3.000 dinares (dos dólares) por día y con eso comemos todos", explica Hamed mientras espera a que un policía pare el tráfico y pueda salir corriendo entre los autos.Hamed es un chico refugiado de la guerra. Su familia perdió la casa que tenían en la ciudad de Hilla, unos 100 kilómetros al sur de Bagdad, y se vinieron a la capital para buscar ayuda. El padre murió dos meses más tarde de las heridas que sufrió al caer una bomba estadounidense cerca del camión que manejaba. La madre con sus ocho hijos se fue a vivir a lo que fueron los cuarteles centrales de la Fuerza Aérea iraquí, una serie de edificios que tenían en la puerta una enorme estatua de un aviador pisando los restos auténticos de un avión estadounidense derribado durante la Guerra del Golfo en 1991.Ahora, sólo queda en pie la figura del aviador y los restos del aparato desaparecieron. Pero en el interior de este complejo sobreviven unos 3.000 refugiados que ocuparon las oficinas y las barracas de los soldados.Hamed sale de allí cada mañana con sus ropas de varón y con una bolsa con la falda de alguna de sus cuatro hermanas. Al llegar a la rotonda, unas diez cuadras más adelante, se esconde en una casa abandonada y sale transformado para conmover con su imagen de "huérfana". El truco funciona mientras permanece oculto bajo el pañuelo. Apenas habla o corre de un auto a otro, cualquiera se da cuenta del engaño.Es un chico como los cientos de miles que acá sufren de desnutrición. En el hospital de niños Ibn el-Beledi reciben decenas de casos de niños afectados con enfermedades sociales. "No hay cifras precisas, pero yo calculo que un 25% o 30% de los niños iraquíes sufren algún problema emanado de la desnutrición", dice Lutfia al Kalemi, una de las médicas del hospital. La desnutrición trae, a su vez, una enorme cantidad de enfermedades colaterales. Y la guerra males casi desconocidos en otras tierras. "Estamos encontrando en los niños una cantidad inusitada de cáncer, de deformaciones en el hígado, que nacen con malformaciones congénitas, y muchos casos con problemas psíquicos graves", señala la doctora Latfia antes de atender una emergencia.Hay informes de al menos dos orfelinatos que fueron evacuados por la guerra y que los niños quedaron tirados en la calle porque nadie se ocupó de conseguirles un nuevo refugio. Algunos fueron posteriormente reubicados en un campamento para refugiados que vinieron de Fallujah detrás del barrio de Karrada. Allí me encuentro con Nur, una chica de diez años que ahora sobrevive con una familia con otros tres hijos que la adoptó de hecho. "Al menos ahora estoy con Seima, que es mi nueva hermana y tengo algo para comer", cuenta Nur con enorme vergüenza y casi susurrando al oído del traductor. Dice que vio morir a mucha gente durante la guerra y que cuando escucha una explosión corre a esconderse detrás de una caja de cartón que por las noches le sirve de cama. Acá nadie tiene cifras precisas. No se hace un censo poblacional desde hace 20 años. La información entre un hospital y otro nunca se comparte. El Ministerio de Salud funciona apenas para conseguir medicinas y repartirlas más o menos equitativamente. Pero todos los testimonios indican que en Irak se está registrando una situación sanitaria gravísima que afecta, por sobre todo, a los niños.Hamed sale corriendo una vez más. Le tomo una foto y cuando la ve en la pantalla me dice que nunca se había visto con el vestido, que parece una de sus hermanas, pero que pronto ya no le servirá el disfraz. "Ya me empezaron a salir los bigotes", dice y se ríe mostrando unos dientes cariados.GUSTAVO SIERRA